En el acontecimiento histórico que se conoce con el nombre de «Mayo francés» se pudo observar la participación de un grupo de personas que decían ser situacionistas. Su presencia era innegable: varios de los carteles colgados de las paredes de la Sorbonne y de Nantierre llevaban bien clara su firma: Internacional Situacionista.
La tal Internacional Situacionista tenía secciones en varios países, entre ellos Francia, dónde editaban una revista que recibía el nombre de Internationale Situationniste. En su número 9, de agosto de 1964, se publicó un Cuestionario, un diálogo ficticio según sus propias palabras, que les sirvió para definirse. El situacionista se dedica a «hacer las situaciones, y no a reconocerlas como valor explicativo o de otro tipo»1, a todo nivel, y con intención subversiva. Rechazan definirse como un movimiento político y reniegan de cualquier forma de organización jerárquica. Tampoco se consideran un movimiento artístico («Somos artistas por el solo hecho de no serlo ya: nosotros vamos a realizar el arte»2) aunque tienen que ver con él y sobre todo con el surrealismo. Y todo lo que deciden explicitar sobre sus influencias marxistas es: «[Somos marxistas] tanto como Marx cuándo decía: “Yo no soy marxista”»3.
Lo cierto es que constituyeron una corriente de pensamiento que estaría muy presente en el París del 68 y en toda Francia. De los diversos temas que los situacionistas desarrollan extensamente, uno de ellos será de capital importancia en relación con el acontecimiento histórico aquí tratado: la crítica de la vida cotidiana.
De acuerdo con el análisis situacionista, en un contexto capitalista lo definitorio de la vida cotidiana es la escasez de tiempo libre y de modos de ocupar ese tiempo libre. Más aún: el establecimiento y la denominación de la clasificación del tiempo, en tiempo libre y tiempo dedicado a la producción o al ahorro, responde a los intereses de la clase dominante. El proletariado se enfrenta a un día a día rutinario, lleno de repeticiones, que ahoga toda creatividad y anhelo de vida del individuo. Son cosas que los situacionistas trataran de recuperar.
Sucede, según los situacionistas, otra cosa con respecto a la vida cotidiana, que es que está falsamente delimitada. Los sociólogos consideran que es propio de la vida cotidiana lo que no es específico y en prácticamente todo acto ven especificidad.
Los situacionistas, en cambio, pretenden la extensión de la vida cotidiana, es más, pretenden convertir la vindicación de la vida cotidiana en uno de los pilares fundamentales para la emancipación del proletariado: «Así como antaño la burguesía, en su fase ascendente, tuvo que liquidar implacablemente todo lo que estaba más allá de la vida terrenal (el cielo, la eternidad), así también el proletariado revolucionario -que jamás pudo reconocer un pasado o un modelo sin dejar de existir como tal- deberá renunciar a todo lo que exceda la vida cotidiana.»4
Se configura así una «voluntad de hacer una teoría y una praxis revolucionarias modernas»5 en las que la revolución se presenta como permanente y lúdica, una fiesta, concretamente. Se trata de que el proletariado pueda reapropiarse de su propia vida, alienada por la problemática de la vida cotidiana anteriormente comentada, y lo haga mediante una fiesta: «Las revoluciones proletarias serán fiestas o no serán, porque la vida que anuncian está creada bajo el signo de la fiesta.»6
Esta fiesta identificada con una revolución permanente es el objetivo final de los situacionistas que se concreta en el Mayo francés con una destacada participación en las movilizaciones estudiantiles y el trabajo en favor de los Consejos Obreros que se iban instaurando alrededor de Francia con las ocupaciones de fábricas.
¿Hasta qué punto participó el situacionismo en el Mayo Francés?
Un texto situacionsita se convirtió en premonitorio por cuánto denunciaba ciertas cosas de las que también se denunciarían en el Mayo francés, y prácticamente anuncia el advenimiento de este acontecimiento histórico. Además, en cierta medida, sienta sus bases.
La miseria en el medio estudiantil, que así se titula este texto, no se publicó hasta el 1976, pero se había distribuido ya desde diez años antes por canales menos ortodoxos que el de una editorial. Se sabe que básicamente lo redactó Mustapha Kayatti pero como lo sometió a profunda discusión entre otros miembros de la Internacional Situacionista varias editoriales han preferido hacer las reediciones sin incluir el nombre de este autor en la portada (Anagrama) o incluyendo el más genérico «Internationale Situationniste» (Icaria).
Comienza con un contundente «Podemos afirmar sin gran peligro de equivocarnos, que el estudiante en Francia es después del policía y el cura el ser más universalmente despreciado»7. En él, definen la sociedad vigente como aparatosa y comerciante; definen al estudiante como una pieza más en el sistema, cuyo paso por la vida estudiantil está destinado, pasivamente, a prepararle para el papel que el sistema tiene preparado para él; pone sobre la mesa la miseria económica del estudiante típico; lo define como alienado; denuncia el paternalismo que se vive en la Universidad; rechaza la ilusión de una Universidad autónoma y la sitúa como un elemento más del entramado capitalista; etcétera.
Aún así, el texto considera a la Univerisdad como una institución que conserva cierta libertad, lo cuál no le impide dibujar un retrato del medio estudiantil absolutamente mísera, como anuncia su título, en el que el estudiante, además de tener dificultades económicas, está en medio de una universidad degradada, y acepta su destino marcado por la alienación consumiendo la cultura dispuesta por la industria, ignorando la muerte del arte, aceptando la sociedad del espectáculo.
Más allá de este precedente en forma de panfleto que luego se editaría en libro, la participación situacionista no se limita a la creación de textos, sino que fue observable desde el terreno durante los hechos que constituyen el Mayo francés.
Se inició esta participación con la unión de los estudiantes que se consideraban situacionistas con otro grupo, llamado los Enragés, formando lo que recibió el nombre Comité Enragés - Internationale Situationniste.
Además de los distintos carteles que llevaron a cabo, y que a menudo firmaron conjuntamente, una de sus tareas más destacadas fue el fomento de los Consejos Obreros y las paralelas ocupaciones de fábricas que estaban teniendo lugar.
Cabe destacar que a la luz de los acontecimientos los situacionistas estaban viendo su discurso reflejado en los hechos y, prácticamente, realizada la praxis que habían propuesto. Los propios situacionistas son conscientes que los disturbios no vienen provocados por una situación desesperada en el marco de una crisis económica, sino del deseo de cambio de los individuos que estaban formando parte de las protestas. En definitiva, parecía que una revolución moderna era posible y aunque eran cautelosos con el triunfalismo durante aquellos días soñaron con el advenimiento de una nueva era.
De todo ello resultó que en un primer momento la Internacional Situacionista se vio reforzada, realizó una apertura y entraron nuevos miembros, aunque tras esa maniobra perdería fuelle y se acabaría auto disolviendo en el año 1972.
Las consignas del Mayo francés y el situacionismo
Si algo ha quedado del Mayo del 68 en el imaginario colectivo son sus consignas. «La imaginación al poder», por ejemplo, es una de ellas. Y los situacionistas demostraron ser muy hábiles realizando este tipo de frases, que se usaron en las manifestaciones o se pintaron en las paredes. Por eso, vale la pena comentar algunas de las consignas que se proclamaron entonces desde el punto de vista situacionista.
À bas la société spectaculaire-marchande.
Según los situacionistas, la maquinaria capitalista necesita que la insatisfacción permanente del proletariado para convertirle en mano de obra a la vez que consumidor de una industria del ocio enmarcada en la Sociedad del Espectáculo. Definir con precisión qué es la Sociedad del espectáculo para los situacionistas es algo que, por su extensión, trasciende el objetivo de estas páginas –de hecho, es objeto de un libro entero de Guy Debord–, pero tal vez traer a colación el párrafo diecisiete de la obra por excelencia dedicada a este tema puede ser útil a modo de contextualización:
La primera fase de la dominación de la economía sobre la vida social había implicado en la definición de toda realización humana una evidente degradación del ser en el tener. La fase presente de la ocupación total de la vida social por los resultados acumulados de la economía conduce a un deslizamiento generalizado del tener al parecer, donde todo “tener” efectivo debe extraer su prestigio inmediato y su función última. Al mismo tiempo toda realidad individual se ha transformado en social, dependiente directamente del poder social, conformada por él. Solo se permite aparecer a aquello que no existe. 8
De nuevo en relación con la frase, queda claro que el ser necesita tener, es una necesidad creada fuente de insatisfacción, una insatisfacción permanente necesaria para que un consumo permanente intente saciarla, algo indisoluble de la sociedad del espectáculo.
À bas les journalistes et ceux qui veulent les ménager.
Los situacionistas tenían muy clara esa máxima que dice que «los medios, median» y ello está también relacionado con la sociedad del espectáculo. Precisamente, y también a modo de contextualización, en el libro de Debord, a propósito de esto se indica lo siguiente:
El espectáculo es el discurso ininterrumpido que el orden presente mantiene consigo mismo, su monólogo elogioso. (…) El espectáculo, tomado bajo su aspecto restringido de “medios de comunicación de masa”, que son su manifestación superficial más abrumadora, parece invadir la sociedad como simple instrumentación, ésta no es nada neutra en realidad, sino la misma que conviene a su automovimiento total.9
L’art est mort. Godard n’y pourra rien.
Se observa en esta frase una crítica relacionada con el arte que vincula el movimiento en las calles con La miseria del medio estudiantil y a la vez se observa cierta acritud a las vanguardias, pretendidamente revolucionarias, encarnadas en este caso en la figura del director de cine Godard. Por un lado, el arte tradicional ha perdido validez10; por otro, hay una crítica a la industria del ocio que sirve «cadáveres», a la sociedad del espectáculo que le acoge y a la Universidad que enseña cosas que ya no interesan. En este sentido, se afirma en La miseria del mundo estudiantil:
En una época en que el arte ha muerto, [el estudiante] sigue siendo el principal asiduo de los teatros y cine-clubs, y el más ávido consumidor de su cadáver congelado y difundido bajo celofana en los supermercados para los compradores de la abundancia.11
(El mismo extracto sirve de contexto a la frase L’art est mort, ne consommez pas son cadavre, por ejemplo.)
L’ennui est contre-révolutionnaire.
Esta frase resume de forma muy esclarecedora la identificación que los situacionistas hacen entre la fiesta y la revolución permanente. Creatividad, felicidad, etcétera, son elementos a defender y se identifican con la revolución. Así, es lógico pensar que lo contrario, el aburrimiento, se identifique con la contra-revolución. También la famosa frase La imaginación al poder está asociada en cierta medida con esta asimilación y con la intención de proteger la creatividad.
Conectados con estas consignas en favor de la creatividad hay otras, como «À bas le réalisme socialiste. Vive le surréalisme.» o «Un flic dort en chacun de nous, il faut le tuer», que demuestran nexos con el surrealismo, el arte y las ideas de Sigmund Freud.
Ya se ha comentado que el Situacionismo tiene ciertas relaciones con el arte, pese a no considerarse un movimiento artístico. Y no hay duda que en lo onírico, en el sentido en el que lo entienden los surrealistas, está la creatividad.
En una mezcla de todos estos conceptos, el policía aparece asimilado a la represión que impide acceder al subconsciente en la psiqué freudiana: en la calle, el policía reprime la revolución que los situacionistas anhelan; en la psiqué, la represión que se le asimila impide llegar a dónde está la verdadera creatividad revolucionaria, no en el realismo socialista, por mucha voluntad que tenga de denuncia, sino en el surrealismo.
À bas la charogne stalinienne.
Los situacionistas son extremadamente críticos con el estalinismo. Definen la burocracia como la heredera en el Este de la burguesía en La miseria del medio estudiantil y son tan críticos con el socialismo soviético en general que incluso lo consideran una contra-revolución permanente.
La révolution cesse dès l’instant qu’il faut se sacrifier pour elle.
Esta frase, atribuida al situacionista Raoul Vaneigem, ha dado lugar a interpretaciones en cierta medida dispares. Para Mathieu Potte-Bonneville se trata de una defensa de la aspiración a tomar las riendas de la propia vida, una defensa de la autenticidad del individuo, equiparable y paralela a la necesaria defensa de la creatividad, la diversidad o la singularidad: la reapropiación de la propia vida está por encima incluso de la revolución. Ignacio Ramonet, en cambio, ve en ella signos de sibaritismo: la revolución no vale la pena si exige sacrificio.
Bibliografía consultada
Colaboradores del proyecto Anarchopedia12. Internationale situationniste. En línea: Anarchopedia, 2008. Disponible en: .
Debord, Guy. La sociedad del espectáculo. En línea: Archivo Situacionista Hispano, 1999. Disponible en: .
Dzierzgowski, Daniel. Slogans et graffiti. Mai 68. En línea. Disponible a .
Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973.
Jappe, Anselm. Guy Debord. Barcelona: Anagrama, 1998.
Potte-Bonneville, Mathieu. L’imagination? Au pouvoir?. En línea: Mediapart, 2008. Disponible en: .
Ramonet, Ignacio. Mayo del 68, una pop-revolución. En línea: Público, 2008. Disponible en: .
Varios autores. Sobre la miseria en el medio estudiantil. Barcelona: Anagrama, 1977.
Varios autores. Sobre la miseria en el medio estudiantil. En línea: Archivo Situacionista Hispano, 1999 [Basado en: Barcelona: Icaria, 1977]. Disponible en: .
1Internationale Situationniste. Cuestionario. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 13.
2Internationale Situationniste. Cuestionario. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 15.
3Internationale Situationniste. Cuestionario. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 19.
4Debord, G.-E. Perspectivas de la modificación consciente de la vida cotidiana. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 50.
5Subirats, Eduardo. Nota a la edición española. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 7.
6Varios autores. Sobre la miseria en el medio estudiantil. Barcelona: Anagrama, 1977. Pág. 50.
7Varios autores. Sobre la miseria en el medio estudiantil. Barcelona: Anagrama, 1977. Pág. 7.
8Debord, Guy. La sociedad del espectáculo. En línea: Archivo Situacionista Hispano, 1999. Disponible en: .
9Debord, Guy. La sociedad del espectáculo. En línea: Archivo Situacionista Hispano, 1999. Disponible en: .
10Por distintos motivos, algunos tal vez estéticos, pero uno de esos motivos es su identificación con las actitudes burguesas: «los artistas contemporáneos, al abandonar toda la riqueza de la superación contenida, si no explotada, en el período de 1910 a 1925, se condenaron en su mayoría a hacer arte de la misma manera que se hacen negocios» tal y como se recoge en Internationale Situationniste. Cuestionario. En: Internationale Situationniste. Crítica de la vida cotidiana: Textos situacionistas. Barcelona: Anagrama, 1973. Pág. 15.
11Varios autores. Sobre la miseria en el medio estudiantil. Barcelona: Anagrama, 1977. Pág. 17.
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Aquesta entrada està d'una manera o altra relacionada amb el curs d'estiu «1968: Abans i després» organitzat per Francisco Fernández Buey i Jordi Mir Garcia, i impartit pels professors i professores Francisco Fernández Buey, Raimundo Viejo Viñas, Salvador López Arnal, Antonino Firenze, Sílvia Díaz, Enric Prat, Berta Sánchez, Jordi Mir i Garcia i Giaime Pala. Pot ser que siguin uns apunts personals, un treball, una nota personal relacionada amb l'assignatura, etc. 1968: Abans i després és un curs organitzat pel Centre d'Estudis sobre Moviments Socials.
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