domingo, 27 de diciembre de 2009
Historias trastornadas vol. I: Los Provos x Wu Ming 6
Historias trastornadas vol. I: Los Provos
Pequeño Larusse de historias trastronadas: Guerrillas culturales, provocadores e indios poetas, culturetas subversivos, fumetas, macarras instruidos y folladores de calle
Wu Ming 6
Pequeño Larusse de historias trastronadas: Guerrillas culturales, provocadores e indios poetas, culturetas subversivos, fumetas, macarras instruidos y folladores de calle
¿No se han preguntado nunca por qué Ámsterdam es la ciudad de los porros, las bicicletas y el sexo? El turista nada sabe sobre quiénes fueron los culpables de tales atractivos, que se han quedado, con el paso del tiempo, en turísticos. La cultura provo, que pasó por Ibiza mucho antes de los pijipis, por Marruecos y Londres en breves incursiones de guerrilla lúdica, ha quedado cristalizada como tópico de la ciudad que hace ya tanto los vio actuar y divertirse.
¿Quién o qué fueron los Provos? La alteración de la paz por los provos (apócope de la santa-en acepción kkdeluxistica- provocación) de Amsterdam empezó con el hecho de que algunos artistas ominosos declararan la calle su espacio de acción en 1965. Los provos fueron los primeros en Europa que -mediante sus protestas- consiguieron convertir la calle en lúdica ágora, en «campo de articulación». Y lo hicieron a través de un formato que lograría perturbar y desestabilizar el status quo: el happening, evento efímero que mezcla el arte y la performance en lugares públicos.
The white bike
El gran mérito de los provos, no obstante, estribaba sobre todo en su capacidad de provocar y ridiculizar a las autoridades. La intención de estos jóvenes tan sensatos y sardónicos era derrocar cínicamente las tradiciones monárquicas holandesas de la Casa Real de Orange y sus protegidos, la burguesía consumista Sus grandes planes fueron siempre tan exagerados que resultaron irrealizables. Primero llegó el plan «Witte fietsen plan» que preveía la socialización de los principales medios de transporte de Amsterdam. Por toda el área de la ciudad deberían colocarse bicicletas blancas a libre disposición, para que todo el mundo pudiera coger y dejar una bici en el lugar que le pareciera. Exigieron a las autoridades la compre de veinte mil bicis. Con este plan los provos aspiraban a eliminar los coches. Pero el pedal no pudo con el motor y la policía cargó contra todas las que fueron a la Presentación de la Primera Bicicleta Blanca.
Mi colega el poli blanco
Otro «plan blanco» se centraba en eso que se llama hogar, a la vivienda. Los provos publicaban semanalmente una lista de pisos y casas vacías por el interés general de homeless, familias y nómadas del vivir. Bajo la consigna: «Pórtate bien con la Policía», se propuso que el "coleguita" policía con uniforme blanco repartiese cerillas entre las fumadoras, preservativos a menores de edad y muslos de pollo y otras vituallas a transeúntes hambrientos. Huelga decir que Provo siempre iba vestido de blanco.
Amsterdam vivió algunos meses furiosos de revueltas permanentes, de manifestantes heridas, de provos cercados por la policía. Quedó patente que las autoridades se sentían más cuestionadas por los ataques provo a la gramática cultural que por las protestas tradicionales. En vez de ofrecer un análisis de la función social de la polícía y la justicia, Provo actuaba en base a un énfasís subjetivo. Provo consideraba la confrontación con la policía como un «acontecimiento lúdíco».
Vota Provo
En 1966, Provo participó en las elecciones municipales: «Stem Provo -kéjje lachen» (Vota Provo y verás qué risa). Ganaron un escaño en el consejo municipal. No tardaron en llegar las acusaciones de reformistas con motivo de la entrada en la política tradicional. Más tarde se presentaron también a las elecciones generales. La actuación desmesurada de la Administración y la policía de Amsterdam provocó diversos escándalos y obligó al jefe de la policía y al alcalde a presentar su dimisión. El día 15 de mayo de 1967, Provo se autodisolvió públicamente. Pero como de costumbre, nadie sabía a ciencia cierta si la disolución iba en serio. Más adelante, un conocido provo explicó que el hecho de haber ganado un escaño en el Ayuntamiento había servido como señal para disolverse. Desde entonces todos los provos quedaron libres de escoger su propio camino. Muchos otros escogieron caminos diferentes: drogas, suicidio, viajes, literatura, negocios...
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