EN PERSIA VI que la poesía está hecha para incorporarse a la música y para entonarse o cantarse; por una sola razón: porque funciona.
Una combinación propicia de imagen y melodía sumerge a la audiencia en un hal (algo entre un estado de ánimo estético/emotivo y un trance de hiperconsciencia), arrebatos de llanto, posesiones de baile; una respuesta física mensurable al arte. Para nosotros el eslabón entre la poesía y el cuerpo se perdió con la era bárdica; leemos bajo la influencia de un anestésico gas cartesiano.
En el norte de la India hasta la recitación no musical provoca ruido y movimiento, cada buen pareado se aplaude, "¡Wa! ¡Wa!" con gesticulación elegante, arrojando rupias; mientras nosotros escuchamos poesía como si fuéramos una especie de cerebro de ciencia ficción en un bote; todo lo más una risita forzada o una mueca, vestigio de un rictus simiesco; el resto del cuerpo en algún otro planeta.
En el Este los poetas son a veces encarcelados --una especie de cumplido, ya que sugiere que el autor ha hecho algo al menos tan real como el robo o la violación o la revolución. Aquí a los poetas se les permite publicar absolutamente cualquier cosa --una especie de castigo en efecto, prisión sin paredes, sin ecos, sin existencia palpable; reino de las sombras de la publicación, o del pensamiento abstracto; un mundo sin riesgo ni eros.
Así es que la poesía está muerta una vez más; e incluso si la momia de su cadáver retiene alguna de sus propiedades curativas, la autoresurrección no es una de ellas.
Si los legisladores rehusan considerar los poemas como crímenes, entonces alguien tendrá que cometer crímenes que sirvan la función de la poesía, o textos que posean la resonancia del terrorismo. Reconectar a cualquier precio la poesía al cuerpo. No crímenes contra los cuerpos, sino contra las Ideas (y contra las Ideas en las cosas) que son mortales y sofocantes. No estúpido libertinaje sino crímenes ejemplares, crímenes estéticos, crímenes pasionales. En Inglaterra ciertos libros pornográficos están todavía prohibidos. La pornografía tiene un efecto físico mensurable sobre sus lectores. Al igual que la propaganda es capaz de cambiar vidas al descubrir verdaderos deseos.
Nuestra cultura saca la mayor parte de su porno del odio al cuerpo; pero el arte erótico constituye en sí mismo un extraordinario vehículo para el estímulo del ser/la conciencia/la felicidad --como ocurre con ciertas obras orientales. Una especie de porno tántrico occidental puede ayudar a galvanizar el cadáver, a hacerlo brillar con algo del atractivo del crimen.
Norte América tiene libertad de expresión dado que todas las palabras son consideradas igualmente triviales. Sólo las imágenes cuentan; a los censores les fascinan los retazos de muerte y mutilación pero retroceden horrorizados a la vista de un niño masturbándose; aparentemente experimentan esto como una invasión de su validez existencial, de su identificación con el Imperio y los más sutiles de sus gestos.
No hay duda que ni el porno más poético haría jamás revivir el cuerpo sin rostro para que cantara y bailara (como el pájaro-Caos chino) pero imagínate un guión para una película de tres minutos que transcurre en una mítica isla de niños fugitivos que habitan las ruinas de viejos castillos o construyen cabañas tótem y nidos ensamblados con chatarra; una mezcla de animación, efectos especiales, infografía y vídeo en color; editado con el dinamismo de un anuncio de comida rápida...
...pero misteriosos y desnudos, plumas y huesos, tiendas cosidas con cristal, perros negros, sangre de paloma; flashes de miembros ámbar enredados en las sábanas; caras enmascaradas de estrellas besando suaves pliegues de piel; piratas andróginos, rostros náufragos de colombinas durmiendo sobre flores de muslo blanco; graciosos chistes guarros de meado, lagartos amaestrados bebiendo a lengüetadas leche derramada; break dancing en cueros; bañera victoriana con patos de goma y meteduras de pata rosa; Alicia en ganja...
...punk reggae atonal adaptado a gamelán(1), sintetizador, saxofón y percusión; letras de boogie eléctrico cantadas por un etéreo coro de niños; letras ontológico anarquistas, un cruce entre Hafez y Pancho Villa, Li Po y Bakunin, Kabir y Tzara; llámalo "¡CAOS, el video musical!"
No... seguramente tan sólo es un sueño. Demasiado caro de producir, y además ¿quién lo vería? Desde luego no los niños a los que pretendía seducir. La TV pirata es una futil fantasía, el rock sólo es otra mercancía; olvida pues la elegante gesamtkunstwerk(2). Siembra un parque de recreo con obscenos folletines incendiarios; pornopropaganda, un chiflado samizdat(3) para liberar el deseo de su yugo.
(1) Instrumento tradicional javanés; también un tipo de orquesta común en el sudeste asiático que usa instrumentos de arco, flautas y abundante percusión para crear ritmos altamente complejos.
(2) “La obra de arte total”.
(3) El termino con que son conocidas en Rusia las publicaciones clandestinas y la prensa underground que circula desafiando la censura oficial.
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