En "Los Intérpretes" (un libro escrito durante el período más intenso de la Revolución Irlandesa por al autor Irlandés conocido como AE) hay un pasaje en el cual un grupo de prisioneros, un grupo variado, se sienta a discutir cómo sería un nuevo mundo ideal. Uno de ellos, un filósofo, propone la visión ahora familiar de un orden mundial unitario, con una cultura global, científica y cosmopolita.
Otro, el poeta Lavelle, habla fervientemente contra esta concepción, tratando de mostrar que mientras más desarrolle el mundo su superestructura tecnológica, más se alejará de sus raíces naturales. "Si toda la sabiduría fuera adquirida desde el exterior", él dice, "sería una buena política para nosotros hacer nuestra cultura cosmopolita. Pero yo creo que nuestra mejor sabiduría no viene desde el exterior, sino que surge en el alma y es una emanación del espíritu de la Tierra, una voz que nos habla directamente a nosotros habitantes de este territorio".
No es difícil imaginar la alternativa al peligro en que nos ha situado el paradigma industrial y científico. Es simplemente llegar a ser "buenos habitantes del territorio en que estemos".
Debemos tratar de recobrar el espíritu de los antiguos Griegos, comprender nuevamente a la Tierra como una creatura viva e inventar el equivalente moderno del culto a Gaia. Debemos tratar de entender que ella es, en todo sentido real, sagrada, y que hay por lo tanto un modo santo de entenderse con ella y sus trabajos, un modo de temerla reverencialmente, de admirarla, de respetarla y venerarla que simplemente no permitirá el despojo o el abuso. Debemos tratar de entendernos a nosotros mismos como participantes y no amos de su comunidad biótica - "una reinvención de lo humano al nivel de las especies" - en la decidora frase del filósofo Thomas Berry - y de tener en el corazón la observación de Mark Twain de que los humanos son diferentes de otros animales sólo en que son capaces de sonrojarse - cuando lo necesitan.
Pero para llegar a ser habitantes de la Tierra, para reaprender las leyes de Gaia, para llegar a conocer a la Tierra plenamente y honestamente, la tarea crucial - quizás la única y que todo lo abarca - es entender el lugar, el lugar específico inmediato donde vivimos: Los tipos de suelos y rocas bajo nuestros pies; la fuente de las aguas que bebemos; el significado de los distintos tipos de vientos; los insectos, pájaros, mamíferos, plantas y árboles comunes del lugar; el particular ciclo de las estaciones; los tiempos para plantar, cosechar y dar forraje - éstas son las cosas que es necesario conocer. Los límites de sus recursos; la capacidad de sustentación de sus tierras y aguas; los lugares que no deben ser sometidos a presión; los lugares cuyas bondades pueden ser desarrolladas de mejor manera; los tesoros que el territorio tiene y los tesoros que niega - éstas son las cosas que deben ser entendidas. Y las culturas de las personas, de las poblaciones nativas de estas tierras y las de aquellos que han llegado a adultos en ellas, los arreglos humanos sociales y económicos formados por y adaptados a los geomórficos, en las escenas tanto urbanas como rurales - éstas son las cosas que deben ser apreciadas.
Eso, en esencia, es el Biorregionalismo.
Yo sería el último en decir que la palabra "Biorregionalismo" es una que llega fácil a los labios; en verdad, enfrentémoslo, es una palabra incómoda y difícil, y no sólo porque la mayoría de las personas no capta instantaneamente su significado. Pero creo que es un concepto tan accesible, una vez entendido, tan útil e incluso productivo, que vale la pena usarlo y explicar su sinificado con el tiempo.
No hay nada muy misterioso acerca de los elementos de la palabra después de todo: "Bio" viene de la palabra Griega utilizada para designar formas vivientes, y se usa como en biología y biografía; y "Región viene del Latín "Regere": territorio a ser gestionado - y no hay nada, después de pensarlo un momento, tan terriblemente difícil en lo que transmiten juntos estos términos: Un territorio vivo, un lugar definido por sus formas vivientes, su topografía y su biota, antes que por los dictados humanos; una región gobernada por la Naturaleza, no por la legislatura. Y si el concepto inicialmente nos golpea como extraño, puede ser quizás sólo una indicación de cuán distantes hemos llegado a estar de la sabiduría que éste transmite - y de cuán urgentemente necesitamos esa sabiduría ahora.
Hay otra fuerte razón para usar esta palabra. Desde que fue primero propagada por el escritor Peter Berg y el ecólogo Raymond Dasmann más de una década atrás - no está muy claro quien originó el término, pero fueron aquellas dos personas, trabajando en una organización llamada "Planet Drum" (Tambor Planetario) y en un periódico llamado irreverentemente "Raise the Stakes" (Subamos las Apuestas), quienes dieron a conocer el concepto a una audiencia más amplia - éste ha inspirado lo que justamente puede llamarse 'Un Movimiento', aunque aún uno modesto. En 1985 había alrededor de sesenta grupos en Norte América que se definían especificamente a sí mismos como Biorregionales; y una organización continental naciente, "El Congreso Biorregional Norteamericano", formado para promover la Consciencia Biorregional y para nutrir y vincular a Organizaciones Biorregionales. Aquellos desarrollos le dan a la palabra un linaje suficiente, un suficiente uso corriente, para justificar que sea honrada con un uso mayor.
Puede ser de ayuda para captar el sentido del concepto, para obtener una sensación de él, seguir algunas de sus implicaciones naturales:
-CONOCER EL TERRITORIO: Podemos no llegar a ser tan sofisticados acerca del territorio sobre el que vivimos y sus recursos como sus habitantes originales, aquellos que tenían cuarenta palabras para la nieve o conocían cada árbol del bosque. Pero cualquiera de nosotros puede caminar por el territorio y ver qué habita allí, llegar a ser consciente de los cantos de los pájaros, las corrientes de agua y los deposiciones de los animales, seguir un arroyuelo hasta un arroyo y luego hasta un río, y aprender cuándo plantar tomates, qué tipo de suelo es mejor para el apio, y dónde prosperan las cerezas. En un nivel más sofisticado, podemos desarrollar un inventario de recursos de la región, usando información de los Servicios Forestales locales para mapificar y calcular el área de los árboles; revisar estudios hidrológicos para determinar los flujos de aguas, los desagües y los sitios de represas hidroeléctricas; hacer perfiles biológicos de las plantas alimenticias nativas anuales y perennes; aprender las condiciones climáticas anuales y el pleno potencial de las energías solar, eólica e hídrica; y estudiar las formas de uso humano de las tierras y las áreas óptimas para asentamientos. De todo eso - mucho de ello está disponible, aunque no analizado desde una perspectiva Biorregional - uno puede determinar en último término con alguna aproximación la capacidad de carga o sustentación de una región.
Esto puede sonar un poco bucólico, pienso, y puede ser difícil de ver inmediatamente cómo se traduce en términos urbanos. Pero cada ciudad es parte de una región después de todo, y depende del campo circundante para gran parte de sus recursos y mucho de su mercado; y cada ciudad está construida sobre un fundamento natural. Conocer el lugar para el habitante urbano significa, entonces, aprender los detalles del intercambio y la dependencia de recursos existente entre la ciudad y el campo, y los límites de población apropiados para la capacidad de sustentación de la región. Esto también sugiere explorar el potencial natural de la tierra sobre la que la ciudad descansa - porque aunque nuestras inmensas conurbaciones han en gran parte desplazado a la vida natural al desviar ríos, cortar bosques, pavimentar suelos y confinado a la mayoría de la vida animal a zoológicos y parques, también es cierto que uno puede descubrir y calcular las posibilidades para huertos-jardines en los tejados, para la energía solar, el reciclaje, el cultivo de árboles en las ciudades, y cosas similares.
-APRENDER DEL SABER TRADICIONAL: Cada lugar tiene una historia, un registro de cómo las posibilidades humanas y naturales han sido exploradas, y ésto debe ser estudiado con nuevos ojos: hay más por descubrir, como dijo el botánico Wes Jackson, que por inventar. Y aunque cada lugar no ha mantenido su historia exactamente viva, una fuente de información aún existe si sabemos buscarla.
Obviamente no desearemos - o seremos capaces de - vivir como los antiguos lo hicieron. Pero toda exploración histórica o antropológica seria de sus maneras de vivir y de su sabiduría muestra que las culturas antecesoras - particularmente aquellas bien enraizadas en la Tierra - conocían un número de importantes cosas sobre las que sólo ahora estamos aprendiendo: El valor de las hierbas medicinales, por ejemplo, o métodos y momentos de quemar pastizales, o situar y construir casas para el máximo efecto pasivo solar, o el rol regular y central de las mujeres en la toma de decisiones tribales. Si no otra cosa, tales historias nos ayudan a darnos cuenta de que el pasado no fue tan sombrío, laborioso e insalubre como los proponentes de la "avanzada energía" y la "avanzada tecnología" tratan de hacernos creer. Fue E. F. Schumacher quien nos recordó que cuando el mundo moderno organizó su pensamiento "a través de una extraordinaria estructura que llamamos ciencia objetiva", éste se separó de "las dos grandes maestras de la humanidad": "El maravilloso sistema de la Naturaleza viviente" y "la sabiduría tradicional de la Humanidad", por la cual hemos llegado a saber acerca de aquella. Parece que ya es hora de que se rectifique el balance.
-DESARROLLAR EL POTENCIAL: Una vez que se conoce el lugar y sus potencialidades, la tarea Biorregional es ver cómo éste potencial puede ser realizado dentro de los límites de la región, usando todos los recursos bióticos y geológicos en su plenitud, limitados sólo por la lógica de la necesidad y los principios de la ecología. Desarrollar plenamente la Biorregión permite el pleno desarrollo de las personas y las comunidades dentro de ella, cada una de éstas capaz de emplear procesos por largo tiempo abandonados e ingenio por largo tiempo no utilizado, pero con la plena bendición del conocimiento y las habilidades contemporáneas.
La Autodependencia, no tanto al nivel individual como al nivel regional, es así inherente en el concepto Biorregional. Podemos comenzar a pensar cuántos recursos humanos y materiales de cualquier región son ignorados, malgastados o dejados sin desarrollar debido a que la región mira a fuentes distantes y depende en vez de ellos de bienes y servicios externos. Debemos ver cuánta de la riqueza de la región es exportada a bancos distantes, ministerios centrales o propietarios ausentes, en vez de ser utilizada "para regar los jardines de la casa". Y debemos tratar de imaginar qué podría hacerse en cualquier región si todos sus fondos, facilidades, existencias y talentos fueran usados en su plenitud, limitados sólo por la capacidad de sustentación del territorio y sus restricciones ecológicas.
-LIBERAR AL YO: El Biorregionalismo también implica el desarrollo del potencial individual junto con el desarrollo de la región, a lo largo de dos amplias perspectivas:
Por un lado, muchas restricciones actuales a la libertad y la elección personal existentes desde el exterior serían disminuídas o eliminadas - aquellas de fuerzas de mercado distantes e impersonales, por ejemplo, o de gobiernos y burocracias remotas, o de corporaciones invisibles que dictan elecciones de consumo - mientras que dentro de la Biorregión las oportunidades económicas y políticas se abrirían. También, al vivir más cercanamente a la tierra uno vive necesariamente más cercanamente a la comunidad, es más capaz de disfrutar los valores comunitarios de la cooperación, la participación, la amistad íntima y la reciprocidad, valores que favorecen el desarrollo individual.
Por otro lado, el conocer plenamente el carácter del mundo natural circundante y estar conectado a él de un modo diario y físico, provee aquel sentido de unicidad, de enraizamiento, que los antiguos experimentaban - y "estar enraizado", como la filósofa Simone Weil fue lo suficientemente lista para saber, "es quizás la necesidad más importante y menos reconocida del alma humana". Por otra parte, parece claro que los individuos que pueden usar mejor, debido a que la conocen mejor, los dones de la Naturaleza - para alimentación, energía, vivienda, artesanías - son capaces de desarrollarse y prosperar de maneras no disponibles para aquellos que carecen de aquellas habilidades.
Conocer, aprender, desarrollar, liberar - estos conceptos, entonces, son algunos de los procesos más centrales a la idea Biorregional.
Obviamente, el Biorregionalismo es a la vez muy simple y muy complicado:
Muy simple, porque todos sus componentes "están ahí", no ocultos, a nuestro alrededor, ahí mismo donde vivimos; porque sabemos que otras personas antiguas y según nuestros términos quizás no sofisticadas, entendieron estas cosas y vivieron por no complicados siglos por medio de ellas.
Descubrir y presentar el tipo de información básica para una Sociedad Biorregional no es difícil. Hay aún muchas personas ancianas entre nosotros hoy en día que conocen algo de la sabiduría de nuestros antepasados, y la disciplina de la ecología moderna usa procedimientos científicos contemporáneos que pueden ayudarnos a construir el resto del cuerpo de conocimiento Biorregional.
Muy complicado, porque está tan reñido con el modo convencional de ver el mundo hoy en día que puede sonar a muchas personas desde el comienzo como algo demasiado limitante y provincial, o como algo curiosamente nostálgico, o asombroso o utópico, o simplemente irrelevante - o todo eso. Esto es apenas sorprendente, y las dificultades deben ser enfrentadas francamente.
Obviamente será necesario un considerable cambio de actitud antes de que nuestra Sociedad Industrial comience, primero, a abandonar la noción de controlar y rehacer el mundo en nombre de una monocultura global; y, luego, antes que se de cuenta que puede ser que lo que llama "provincial" es simplemente dedicar tu atención a las reformas locales que, dentro de los límites de lo temporalmente posible, puedan tener una oportunidad de contribuír a "Salvar al Mundo".
Tomará algún tiempo antes de que la gente reconozca que el proyecto de entender (plenamente) el lugar en el que se vive no es ni nostálgico ni utópico, sino más bien un tipo de ocupación realista en la que cualquiera puede participar en su vida diaria; y que éste es una oportunidad inmediata y práctica de refrenar nuestro presente despilfarro y atolondramiento.
Será necesaria una educación amplia y persuasiva para llevar a las personas a darse cuenta de que no es la tarea Biorregional la que es irrelevante, sino precisamente la política típica de todos los partidos principales de todas las principales naciones industriales, ninguno de los cuales ha hecho de "La Salvación Ecológica" una prioridad significativa; ninguno de las cuales está preparado para plantear el abandono - o al menos la reducción - de la economía industrial que nos tiene en peligro.
Y será necesaria paciencia para llevar a las personas a ver más allá de su temor y prolongado odio al mundo natural - que crece a medida que crece su ignorancia de él - y hacia una apreciación del Planeta Tierra o "Gaia" como una preciosa entidad viviente, que actúa siempre de modos razonablemente homeostáticos - violentamente a veces, y a veces impredeciblemente, pero para un propósito en último término benevolente y sustentador de la vida.
Por favor entendámonos: No subestimo las complicaciones. Aún así estoy seguro que con el paradigma (Definición: mentalidad; conjunto de percepciones,creencias, conceptos y valores que forman una visión particular de la realidad) bio-regional tenemos una meta, una filosofía, y un proceso para crear un mundo que no sólo es necesario para la continuidad de nuestra especie, sino que, además, es deseable y posible.
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