lunes, 9 de noviembre de 2009

Groucho-Marxismo x Bob Black



1.

El Groucho-Marxismo, la teoría de la revolución cómica es más importante que un programa para la lucha de clases: igual que una luz roja en una ventana, ilumina el inevitable destino de la humanidad, la sociedad sin alcurnia. El Groucho-Marxismo es la teoría del jolgorio permanente. (¡Vamos! He allí un buen dogma.)

2.
El ejemplo de los propios hermanos Marx muestra la unidad teórica y práctica del marxismo (por ejemplo, cuando Groucho insulta a alguien mientras Harpo le roba la billetera). Además, el marxismo es dialéctico (¿No es Chico un memorable comediante del dialecto?). Los comediantes que no pueden sintetizar la teoría y la práctica (por no mencionar aquellos que no sintetizan nada) son anti-marxistas. Los comediantes posteriores, no pudiendo comprender que tal separación es el “discreto encanto de la burguesía”, han terminado siendo un mero fracaso por un lado, y un mero balbuceo por otro.

3.
Dado que el Groucho-Marxismo es práctico, sus logros no pueden ser reducidos a lo meramente humorístico, al entretenimiento, o incluso al “arte.” (Los estetas, después de todo, están menos interesados en la apreciación del arte que en el arte que aprecian.) Un genuino marxista, después de mirar una película de los hermanos Marx, se dice: “Si crees que eso fue gracioso, échale un vistazo a tu vida”.

4.
Los Groucho-Marxistas, más decididamente denuncian el imitativo, “marxismo” vulgar de los “Tres Chiflados”, Monty Python y Bugs Bunny. En lugar del marxismo vulgar, debemos regresar a la auténtica vulgaridad marxista. La “recto-mificación” da lo mismo a estos ilusos camaradas que piensan que “la línea recta” es lo que el policía les hace caminar cuando les detiene.

5.
Los marxistas conscientes de su clase (esto es, marxistas que son conscientes de que no tienen clase) deben desdeñar la anémica, encausada y narcisista comedia de los revisionistas cómicos como Woody Allen y Jules Feiffer. La revolución cómica ya ha sobrexcedido la mera neurosis – es lúdica pero no ridícula, discriminante pero no discriminatoria, militante pero no militar, y aventurera pero no aven-turista. Los marxistas notaron que hoy en día debes contemplarte en una casa de espejos para comprender lo que realmente eres.

6.
Aunque no del todo carente de la luz del entendimiento marxista, el socialismo (sur)realista debe ser distinguido del Groucho-Marxismo. Es cierto que Salvador Dalí una vez le dio a Harpo un arpa hecha de alambre de púas; no obstante, no hay evidencia de que Harpo la haya tocado.

7.
Sobre de todo, es esencial renunciar y vilipendiar todo sectarismo cómico tanto así como el trote de los equinos. Como es bien sabido, Groucho repetidamente propuso sexo pero sectas opuestas (juego fónico en inglés “sex” y “sects”; “proponed” y “opposed”, nota del traductor). Para Groucho, entonces, hubo una diferencia entre ser un “trote” y estar caliente por trotar. Más allá, la expresión “vagones tirados por caballos” huele a reforma, no a jolgorio. El trote reclama denodadamente un “Día de las Razas y las plumas de Caballo” porque su tendencia debe ser indignadamente rechazada; en verdad “Terciopelo Nacional” (película en la que una jinete se disfraza dado que, siendo mujer, no puede competir en un torneo ecuestre, nota del traductor) es más de su estilo.

8.
El asunto picante que confronta a los Groucho-Marxistas hoy es la cuestión de la fiesta, la cual –los marxistas ingenuos y reduccionistas dirán lo contrario– consiste en algo más que sólo preguntarse “¿por qué no fui invitado?” ¡Aquello nunca detuvo a Groucho! Los marxistas necesitan su propia fiesta de vanguardia disciplinada, tomando en cuenta que son raramente bienvenidos a la de cualquier otro. (Aquí, aparentemente, se hace referencia a la irónica frase de Groucho Marx: “Mire que dar una fiesta y no invitarme… He estado a punto de no venir.”, nota del traductor)

9.
Guiado por los dogmas capitales marxistas del “portarsemalismo” y el materialismo histérico, inevitablemente las masas abrazarán, no sólo el Groucho-Marxismo, sino además los unos a los otros.

10.
El Groucho Marxismo, entonces, es el “tour de farce” de la comedia. Como ha sido reportado fidedignamente que Harpo dijo: “__________________________”
En otras palabras, ¡la comedia es el espíritu del motín o no es nada! ¡Tanto qué hacer, tantos para hacerlo! En sus Marx, listos… ¡fuera!

- Bob Black, 1979

¿ABURRIDO NUEVAMENTE? ¿Por qué no haces vibrar tu jaula? Propongo un diálogo del desafecto, una conspiración de los semejantes, una política del placer. Nuestro es el poder del pensamiento negativo y el corrosivo hombre que sonríe. Lo irreglamentable contra lo institucionalizado se tienen a sí mismos- y posiblemente el uno al otro. Vamos a conferir. La elección es sedición o sedación. Cualquier número puede jugar.

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