domingo, 29 de noviembre de 2009

ÉTICA MARICA. PROCLAMAS LIBERTARIAS PARA UNA MILITANCIA LGTBQ x Paco Vidarte

INTRODUCCIÓN

“El muy imbécil no conoce el secreto de El Gran Tirano: el arma suprema. ¡Soltaré el Mathmos por toda la ciudad!
¿Crees que es prudente?”
(Del filme Barbarella)

Esto no es libro. Es un interruptor. Un dispositivo que corta la corriente. Y que a la vez permite que algo se ponga en marcha, que algo se encienda. Me gustaría que la lectura de este libro supusiera un “clic”, un chispazo que interrumpiera una cadencia de mierda, una bajada de tensión en el movimiento LGTBQ que debe terminar cuanto antes. Y que se encendiera otra forma de hacer las cosas y de comportarnos como maricas, lesbianas y trans frente a la sociedad y las propias tendencias involucionistas que anidan entre nosotros. Si esto no pasa, este libro no habrá funcionado. Habrá que encontrar otro interruptor que sí funcione y lleve a cabo su cometido correctamente poniendo en marcha nuevas sensibilidades y actitudes, otras formas de hacer política y de comprometernos solidariamente en la lucha contra la homofobia y contra los homófobos.

Escribo en primera persona, desde una situación subjetiva y de discurso bastante problemática, múltiple, contradictoria, singular, sin hacerme portavoz de nadie. Como marica me resulta muy difícil hablar en nombre de otros maricas, mucho más aún en nombre de las lesbianas, de los transexuales, porque estoy convencido de que no se nos puede meter a todos en un mismo saco, ya que nuestras situaciones de opresión y discriminación social son muy diferentes. Hasta el último momento he dudado en bautizar este libro como Ética LGTBQ, pero finalmente he respetado mi impulso inicial de escribir una Ética Marica, dejando LGTBQ en el subtítulo, que retoma unos apuntes míos que llevaban cogiendo polvo en el disco duro del ordenador desde hace más de diez años, que abandoné para embarcarme en el proyecto de Homografías.
Quiero desde un principio dejar claro que no pretendo usurpar la voz de nadie en nombre de una ética de corte universalista, ni anular los rasgos diferenciales de la dominación y la injuria que cada cual soporta y que le llevan a actuar como mejor le parece en un marco de opresión jerarquizado, en el que es mucho más jodido ser trans que marica, incluso sigue siendo mucho más jodido ser lesbiana que maricón. A veces, cuando hablo de maribollos, maritrans, transhomofobia, puede parecer que me limito a repetir una coletilla en la que quepamos todas, pero que la voz cantante la llevan las maricas y a las demás se las incluye en plan buen rollito generoso pero sin mucho convencimiento. Justamente es todo lo contrario, creo que todo el discurso teórico sobre el que me apoyo y el trasfondo revolucionario sobre el que se asienta el movimiento LGTBQ procede casi exclusivamente de las trans y de las lesbianas. Las maricas hemos contribuido escasamente a la teoría y la praxis revolucionaria y cuando lo hemos hecho ha sido para marginar, excluir y silenciar a lesbianas y trans, apoderándonos de los aparatos de poder, de los micrófonos, megáfonos, cámaras y de todo cuanto los machos ibéricos, sodomitas incluidos, consideran les sigue perteneciendo por derecho propio.
Si finalmente me he atrevido a ampliar el ámbito de mi enunciación más allá de las maricas, habrá sido siguiendo las pautas de una solidaridad LGTBQ con la que intento ajustar cuentas en el último capítulo y que, desde luego, necesita ser depurada de cualquier rastro de machismo, heterosexismo, lesbofobia, misoginia o transfobia que pueda seguir albergando. Valga esta explicación para pedir disculpas de antemano. No pretendo excusarme ni justificarme con ella, sino aceptar de entrada las susceptibilidades que pueda generar no haberme limitado a hablar exclusivamente en primera persona, o como marica. No tengo prisa en convertirme en un sujeto rizomático, múltiple, en decir que yo soy muchas, ni en monsergas por el estilo que mudan la buena intención en un elemento de represión más.

He escrito este libro en menos de tres semanas. Esto quiere decir que a lo mejor no debería haberlo publicado y pensarme las cosas un poco más. Pero si ha llegado hasta ti es que a alguien más que yo, incluida la editorial, y a unos cuantos amigos que suelen aconsejarme bien les habrá parecido interesante, divertido, oportuno o que merece la pena por algún motivo que a mí se me escapa. En ocasiones creo que estas líneas son demasiado privadas, que no pasan de un cabreo mío, de un desahogo ante la que está cayendo sin el mayor interés teórico, como no sea la necesidad que pueda haber en el movimiento LGTBQ de compartir frustraciones, iras, odios, la necesidad de que hay que hacer algo urgentemente, la sensación de agotamiento de nuestros colectivos, de los dirigentes y de las tesis oficialistas, el convencimiento de que llevamos mucho tiempo tocando fondo y de que los cambios legales que se han producido en nuestro país van a sepultar, paralizar y dejar en dique seco nuestra lucha en vez de potenciarla y reactivarla.

Tengo muy mala relación con este libro, que es más bien un panfleto radical, un fanzine libertario, porque pienso que es una pataleta, una rabieta, la necesidad de vomitar mierda ante la constatación de la ausencia de un proyecto ilusionante ajeno y propio. Si lo he escrito es tal vez para pedir auxilio. No tengo nada que ofrecer, no tengo nada que proponer, estoy vacío. No veo a nadie, a ningún grupo dentro del movimiento LGTBQ capaz de “salvarnos”, en quien podamos depositar alguna esperanza, en quien delegar la gestión e invención de un futuro para las maricas. Tampoco es que necesitemos redentores ni iluminados para llevar a cabo una tarea que sólo puede ser colectiva. Pero es patente que la supuesta intelligentzia marica no tiene nada que enseñarnos, ni menos aún puede guiar a nadie. Que nadie se lea estas páginas buscando un plan rector, una hoja de ruta. Soy incapaz. Tan sólo me gustaría que sirviera para movilizar a la gente, removerlas del sofá, hacerles cambiar de postura, aunque sea cruzar la pierna, toser, ahuecar los cojines, algo, un mínimo movimiento capaz de sacarnos de la inercia o hacernos conscientes de ella.

No he querido hacer un tratado complicado, farragoso, ilegible, académico. No he querido hacer teoría queer para especialistas. Paso de escribir un tocho sesudo que se le caiga de las manos a la gente y que a la postre no valga para nada. Para chuparnos las pollas cuatro listillas, dicho a lo bruto. Este libro es muy bestia, no he pulido mucho mi lenguaje, hablo como me sale del coño, digo lo que me da la gana, lo que se me ocurre, no me paro a tachar nada, no borro nada, no me releo. Ya me arrepentiré. He pasado de poner citas, notas a pie de página ni referencias bibliográficas. Me apetecía contar cómo me siento, cómo nos sentimos unas cuantas, y decirlo como hablo yo normalmente, como hablo con quienes me conocen, para que se me entienda, para poder expresarme. Paso de teoría queer ni hostias, eso no pone de acuerdo a nadie, a mí ha dejado de satisfacerme políticamente, se ha convertido en trampolín de ganapanes universitarios que se sacan las lentejas como pueden, no dudo de su eficacia hasta cierto punto y está bien que se haga, pero se encuentra ya a tanta distancia de la gente que a mí me aburre muchísimo, por no hablar de la indignación que me produce verlo convertirse en un coto de cuatro elitistas que venden recetas de libertad por precios muy poco módicos. O la reapropiación espuria del término por parte de los sodomitas de derechas. Lo que me apetecía era decir huevón de burradas sin tino, que todo el mundo comprenda, que despierten desprecio o solidaridad, identificación o vómito. Sin argumentarlas mucho tampoco, aptas para todos los públicos, sin ropajes de sabidurías importadas, recuperando el buen sentido de la gente de la calle, mi buen sentido cuando no me pongo estupendo o me da por hacer el imbécil o hablar para dármelas de sabihondo.

He hecho un libro para compartir, también para sentirme arropado, a veces me siento muy solo, y muchos como yo se sienten igualmente perdidos en medio de un desierto político rosa. Sería flipante que quien lea esto sonriera, se riera mucho, a carcajadas, que le hiciera mucho bien para la salud ver puestos en mis labios sus propios insultos, su ira, su indignación, su mal rollo, sus ganas de pegarle dos hostias a unos cuantos, de quemar con los ojos mientras lee mucha basura fascista que ni te crees que se puedan decir esas sandeces revisionistas y quedarse tan ancho. Sé que esto a veces se parecerá mucho a un puto panfleto borroka, que retomará discursos radikales, de fanzine, demagógicos incluso, facilones, llenos de mala leche, desengaño, asco. Lo bueno es que nadie se va a estrellar leyéndolo porque no me entienda. A lo mejor se aburrirá, le parecerá una mierda, sin nivel ninguno, falto de ideas, vacío, absurdo, movidas personales mías que a nadie le afectan, que nadie comparte. No lo sé. Lo que sí sé es que he escrito un libro para hacer amigos y para cagarme en mis enemigos, que ya tenía ganas. Poner verde a toda esa gentuza conservadora y fascista que no soporto, dentro y fuera del movimiento gay, no cortarme un pelo en llamarlos cabrones, hijos de perra, sodomitas neocons, perrillos falderos, traidores, kapos, quintacolumnistas de mierda.

La verdad es que no sé exactamente a quién carajo puede estar dirigido este libro. Si eres de derechas, si piensas que me caes mal, que te odio, que me das asco, ganas de potar, que eres el típico marica facha, de la derechona de toda la vida, si incluso ya hemos tenido roces, te he mandado a la mierda en directo, si deseas verme muerta tanto como yo a ti, además de a toda tu familia, y aún así me estás leyendo, será que buscas robarme alguna idea para derechizarla, atacarme, robarme mis perfumes porque tu nariz nació atrofiada, sacar otro libro tuyo de mierda, otro número de una revista de mierda al calor de los escritos de otros que sí innovan y a los que sí se les ocurren cosas. Paso de tu culo. Que te follen. Léeme si quieres, será lo mejor que hagas en tu vida aparte de morirte.

La gente en la que pensaba cuando escribía era: yo mismo, para sacarme el cabreo, la indignación, obligarme a hacer algo, reaccionar ante el chaparrón fascistoide y clerical, desculpabilizarme por indignarme y ser el primero en no hacer nada, echar fuera toda la mierda, escupir basura contra las maricas arrimadas al poder, vendidas a los políticos, contra los putos trepas que han hecho carrera a costa de los gays y las lesbianas. Escribo para la gente que tengo cerca, que anda igual que yo, y he pensado que lo mismo se sentirían identificados, ilusionados con este proyecto de una escupidera enorme para llenarla de gentuza indeseable y escupirles todos juntos, algo es algo para empezar.

Escribo también para gente menos cercana pero metida en los mismos líos de toda la vida, que hacen cosas, acciones individuales, que se gastan los cuartos, que arriesgan, que luchan en su ámbito, trabajo, editorial, librería, en casa, la universidad, los colegios e institutos, el teatro, la música, revistas, antiguos amigos, compañeros, exradicales, seropositivos, desaparecidos de la escena pública, activistas contra el sida, viejas y nuevas glorias que me hacen no perder el aliento y seguir confiando, alumnos de filosofía, estudiantes nuevos, tesinandos, doctorandos, gente que está hasta las tetas y gente desmovilizada, que ha tirado la toalla, cansada pero con la que nunca se pierde la sintonía…

En el fondo, para mis adentros, escribo para mucha gente, nueva y vieja; lectores antiguos que se quedaron muy conformes con Homografías, Extravíos y que hicieron posible la segunda edición de Teoría Queer, un buen libro que a mí me parece infumable y que se atraganta, se merecían algo más ameno; gente de otros países, amigos argentinos y brasileños, heteros gloriosos, maravillosos, izquierdosos, okupas, gente alternativa, gente rara donde las haya, gente que no conozco pero con la que estoy de acuerdo de antemano, sin hablar.

Yo confío en que un puñado de peña diversa ya habrá en este puto país que se leerán con gusto mi cabreo, mis ilusiones, mi intento de hacer algo, mi apoltronada llamada a la acción, a la crítica, al inconformismo, a resucitar antiguas consignas, a acabar con el buen rollo, a aumentar la crispación desde este otro lado todo está crispado menos el mundo marica, ¿no es grande?, a mentir, joder, putear, desestabilizar, desenmascarar, insultar, arrastrar por el barro a quien sabemos que les jode, a mí me la suda que me arrastren por el barro, soy de barro, tengo los pies de barro, el coño de barro. A todos los que les apetezca gritar, desahogarse, atacar, formar un frente marica, cualquier cosa que moleste, molestar, molestar, salir de la apatía, ser responsables. Yo creo que esta comunidad de afinidades existe, y no es necesario que todos sean maricas, lesbianas o trans. Al resto, que les den. Y ojalá que en un futuro no muy lejano su vida se les haga más insoportable, haya gente que les arruine los actos, las comparecencias, las negociaciones, sus movidas de mierda de derecha, sus prebendas, sus sonrisas convenidas, sus visitas institucionales, sus privilegios de clase. No se trata de crear un comando, una intifada gay, o sí, se trata de crear muy mal ambiente, de hacer irrecibibles a cierta gente, prácticas, hipocresías, conductas, falsas dignidades. Y esto generalizado, hasta dar casi miedo cagarla en público por decir fascistadas haciéndose pasar por marica o por amigo bienintencionado de las maricas o por colaboracionista pestoso con homófobos vergonzantes que ponen buena cara mientras nos odian y perjudican. Ninguna agresión sin respuesta, nada de bailarle el agua a nadie, a joderle la vida a los fachas y homófobos.

¡Soltemos el Mathmos! ¡Que nos estamos amariconandoooo!

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. LA NECESIDAD DE UNA ÉTICA MARICA
Por una ética alternativa de minorías
Yo soy yo y mi puto culo

CAPÍTULO II. ¿QUÉ ES SER MARICA? CÓMO VEO YO UN POCO LAS COSAS.
Maricas hoy
La desunión hace la fuerza
Qué es ser marica y el verdadero origen de las bollos

CAPÍTULO III. LA MARICA COMO SUJETO POLÍTICO

CAPÍTULO IV. POR UNA MILITANCIA A CARAPERRO
Un bloqueo ideológico general
Maricas perras: políticas cínicas

CAPÍTULO V. ACTUAR SIN PENSAR
La estrategia del agujero negro
Darwin de nuestro lado
Jirafas, colibríes y otras aberraciones

CAPÍTULO VI. COMO POLLOS SIN CABEZA
Desafiando a la gravedad
Que el cerebro no bloquee la mano
Reventar la censura racional homofóbica

CAPÍTULO VII. SE ACABÓ EL BUEN ROLLO
Nuestros pactos de la moncloa
Energúmenos
Nada de que hablar

CAPÍTULO VIII. SOLIDARIDAD LGTBQ
La usurpación de un término
Interludio del perrillo kiosquero
Solidaridad antisistema

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Fuente: www.pacovidarte.org

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