domingo, 28 de febrero de 2010

¿Sustancia común o tesoro común? Algunas notas sobre "La teoría laboral del valor" de Marx y por qué deberíamos tirarla a la basura x Dariush Sokolov

dariush.sokolov@gmail.com

Al anarquismo le falta economía. Ambos en términos de comprender la economía del existente sistema capitalista, y también en el sentido de encontrar alternativas y subversiones. Tenemos que empezar, básicamente, de cero. Hay muchos lugares para encontrar conceptos y herramientas, incluyendo teorías económicas ortodoxas y heterodoxas, otras disciplinas académicas, historias de anarquistas y rebeldes del pasado. Un gran error, uno que lxs anarquistas en general cometen aún, es otorgarle crédito a la difunta teoría económica marxista. Particularmente, tenemos que tener en claro que la teoría laboral del valor no funciona, no la necesitamos, ni como explicación ni como aspiración para capturar qué queremos decir acerca del valor. Este ensayo recoge algunos puntos de apoyo y de giro de la historia de una idea “trucha”.

Los Diggers – Hacer de la Tierra un tesoro común

La teoría de Marx del valor es un desarrollo de las teorías laborales del valor de economistas clásicos anteriores, mayormente Adam Smith y David Ricardo. Pero versiones de estas ideas aparecieron incluso antes de Smith, justo al comienzo del capitalismo y su teoría. En particular, el filósofo John Locke (1632-1704) pergeñó una teoría de la propiedad basada en la ida de que el trabajo es el creador o fuente del valor. Marx identificó la teoría de la propiedad de Locke como "la clásica expresión del concepto burgués del derecho contra los privilegios feudales, y mayormente su filosofía sirvió como base para todas las ideas subsecuentes de la economía política inglesa".

Pero deseo ir un paso atrás, una generación anterior a Locke, y comenzar con una idea de la Revolución inglesa: "En el comienzo de los tiempos, la Razón gran creadora hizo a la Tierra un Tesoro común..."

En 1649, después de 7 años de Guerra civil, el Rey Charles I fue decapitado e Inglaterra declaró un Commonwealth. Pero para las clases rurales trabajadoras, las que sufrían los dolores de parto del capitalismo, la Guerra fue extremadamente dura. Los Diggers eran pobres sin tierra que mediante la acción directa ocuparon y tomaron las tierras comunes, es decir, tierra que no se cultivaba y que pertenecía al feudo donde los habitantes del pueblo podían llevar a pastar a sus animales. Su primer campamento fue en la colina St. Georges Hill, Surrey, un poco antes de Abril: "El Trabajo que haremos es el siguiente, cavaremos Georges-Hill y la tierra baldía de los alrededores, hasta sembrar grano, comeremos juntxs nuestro pan del sudor de nuestras frentes. Y la primera Razón es ésta, trabajaremos justamente, y sentaremos las bases para hacer de la Tierra un Tesoro Común a Todxs, el rico y el pobre, para quien haya nacido en la tierra, sea alimentado por la Tierra, su Madre, que lo trajo al mundo de acuerdo a la Razón y las reglas de la Creación".

Sus ideas sobreviven en un sinnúmero de poderosos panfletos comunistas, los mejores escritos por el digger de Surrey, Gerrard Winstanley. A partir de la inspiración recibida a través de una visión, según decía, Winstanley escribió manifiestos poéticos que combinaban la imaginería bíblica, la creencia en “La Razón”, un pacifismo cristiano radical y la mítica historia del “Norman Yoke” (El Yugo Normando). Sobre este enfoque, la propiedad privada se introdujo en Inglaterra con la invasión normada de 1066, desvirtuando un comunismo natural y nativo. La propiedad privada- ambas su inicial apropiación, y luego su defensa legal- era el asesinato y el robo. Para los Diggers, el sistema de la clase terrateniente no era la ley de Dios sino una imposición extranjera contra Dios: "... ustedes y sus ancestros obtuvieron su Propiedad mediante el asesinato y el robo, y mediante ese mismo poder la retienen lejos de nosotros, que tenemos el mismo derecho sobre la Tierra por Ley justa de Creación... Para la Tierra, con todos sus frutos de grano, ganado, y demás, fue hecho como almacenamiento de vida de toda la humanidad, amigos y enemigos sin excepción."

El movimiento fue pequeño y duró poco, reprimido por los terratenientes locales, pronto se demostró claramente de lado de quién estaba el nuevo régimen Parlamentario: "El Rey Charles los conquistó mediante la política y ganó sus tierras aunque aparentemente ustedes le hayan cortado la cabeza".

El interés en Los Diggers revivió con los historiadores Marxistas, como Eduard Bernstein en 1895. Aunque para los marxistas, los Diggers nunca podrían escapara al anacronismo- el mundo no estaba preparado: la revolución Inglesa volvió a su propio curso y orden histórico- ningún tesoro común sino la emergencia de la clase burguesa, derechos de propiedad capitalista, privatización acelerada de las tierras comunes, desplazamiento de los pobres sin tierras a zonas urbanas como proletarios.

Locke – Una teoría laboral de la propiedad

Por eso ahora vamos a Locke, que teoriza la propiedad y el gobierno para la época burguesa. El primero de Los dos Tratados del Gobierno Civil (1689) es una crítica a la teoría del teórico patriarcalista Robert Filmer, un creyente en los derechos divinos de los reyes. El segundo tratado se refiere a la teoría del contrato social en el cual la razón de ser del estado es la defensa de los derechos de propiedad.

Pero si observamos de cerca la teoría de Locke, bajo la superficie se encuentra algo más, ¿otra línea de oposición? La discusión sobre la propiedad del Segundo Tratado comienza así: "Ya sea que consultemos la razón natural, que nos dice que los hombres, una vez nacidos, tienen derecho a su preservación, y por tanto a manjares y bebidas y otras cosas que la naturaleza ofrece para su mantenimiento, o consultemos la revelación, que nos refiere a los dones que hiciera Dios de este mundo a Adán, y a Noé y a sus hijos, clarísimamente aparece que Dios, como dice el rey David Psal. cxv. 16, "dio la tierra a los hijos de los hombres"; la dio, esto es, a la humanidad en común. Pero, este supuesto, parece a algunos subidísima dificultad que alguien pueda llegar a tener propiedad de algo..."

Por lo menos en este pasaje, la teoría de Locke no está tan en desacuerdo con la propiedad feudal como contra el comunismo de Winstanley. ¿Quiénes son estos para quienes la propiedad privada parece ser una gran dificultad? ¿Podría ser que algo de las ideas de los Diggers hubiera sobrevivido hasta 1689?

Para obtener la propiedad privada del Tesoro Común, Locke comienza con los humanos, nuestros cuerpos - "cada hombre, empero, tiene una propiedad en su misma persona. A ella nadie tiene derecho alguno, salvo él mismo." Y continua, podemos movernos de nuestra propia autonomía personal hacia nuestro propio trabajo: "El trabajo de su cuerpo y la obra de sus manos podemos decir que son propiamente suyos."

Pero cuando mi cuerpo trabajador produce algo- algo externo, separado y aparte- también tiene que haber habido una participación de cuerpos externos y de la tierra. Por ejemplo, si hago pan, éste es una mezcla de mi trabajo con otras cosas que he tomado de la tierra. Este es “el argumento de la mezcla del trabajo” de Locke. Mi trabajo es inseparablemente mezclado en el producto, mi trabajo solo puede pertenecerme a mí, por eso nadie más que yo tiene derecho sobre mi producto.

Este argumento está lleno de grietas. ¿Aceptamos toda la noción inicial de propia pertenencia individual? ¿Podemos deslizarnos del trabajo como acción de mi cuerpo al trabajo como sustancia independiente que se separa de mí y se convierte en productos? ¿Incluso si nadie se puede apropiar de algo que yo haya trabajado, eso quiere decir que yo si puedo? ¿O la famosa ecuación de Robert Nozick: digamos que hago jugo de tomate mezclando mi trabajo con tomates, luego mezclo el jugo de tomate con el mar, me he vuelto poseedor de los océanos?

Locke refuerza la noción de mezcla del trabajo con otra línea, y aquí la discusión se acerca a algo cercano a los Diggers- cerrar tierras. Para Winstanley cerrar tierras es robo- para Locke es un regalo. Cerrarlas y cultivarlas hace la tierra 10 veces más abundante. El trabajo crea riqueza. Sí, la tierra hace su contribución esencial- pero la mayor parte es del trabajo. El tesoro de la tierra es magro- solo la organización humana y el sudor brinda frutos. En este punto, Locke vuelve a su ejemplo favorito – “los salvajes” americanos: "No puede haber demostración más patente de esto que la constituida por diversas naciones de los americanos, las cuales ricas son en tierra y pobres en todas las comodidades de la vida; proveyéndolas la naturaleza tan liberalmente como a otro cualquier pueblo con los materiales de la abundancia, esto es con suelo fructífero, apto para producir copiosamente cuanto pueda servir para la alimentación, el vestido y todo goce; y a pesar de ello, por falta de su mejoramiento por el trabajo no disponen aquellas naciones de la centésima parte de las comodidades de que disfrutamos, y un rey allí de vasto y fructífero territorio, se alberga y viste peor que cualquier jornalero de campo en Inglaterra."

Donde sea que Locke se refiere al cultivo de la tierra, habla de privatización, de cerrar tierras. El mundo les fue dado "a todos los hijos de los hombres en común", pero para hacer uso de ella y enriquecerla con el trabajo tiene que ser parcelada "... para los usos particulares, en lo que no podía haber duda de derecho, ni campo para la contienda". Ya sea que Locke esté o no refiriéndose a los Diggers y su idea de un Tesoro Común, su respuesta – cultivo común- es simplemente pasada por alto.

Es interesante aquí leer de nuevo a Winstanley y ver algo que no enfatizamos la primera vez: los Diggers no esperan recibir valor de la tierra sin trabajo. La idea de que la tierra es un tesoro común no significa que es un don divino a dar por sentado- es algo que tenemos que crear, trabajarlo: "El trabajo en el que estamos es el siguiente, cultivar Georges-Hill y sus alrededores baldíos hasta Sow Corn, y juntos comer nuestro pan con el sudor de nuestra frente... y crear las bases para hacer de la Tierra un Tesoro a compartir por todos..."

El resto de la teoría de Locke es una ficción de contrato social que compite con Hobbes y Rousseau, de la cual solo haré un breve resumen. En el “estado natural” temprano, la gente tenía un derecho limitado a la propiedad – la gente solo podía reclamar aquello que podía mezclar con su trabajo- tanta tierra como puedas trabajar- en tanto y en cuanto, en un estado de abundancia original, haya suficiente para todos. Luego la invención de la moneda les permitió acumular riqueza más allá de lo que pudieran almacenar y guardar físicamente. La desigualdad que esto genera está justificada, según Locke, por un acuerdo contractual.

Marx – la sustancia secreta del valor


¿A qué nos referimos por teoría laboral del valor? Hay tres tipos principales. La creación de Locke es primeramente una teoría laboral de la propiedad más que del valor. Pero para llegar allí introdujo una forma de teoría del valor- el trabajo como fuente (predominante) de valor económico. Nuestro mayor foco, aunque es un segundo tipo de teoría, toma el trabajo como la medida del valor en las relaciones económicas. Este tipo de teoría fue desarrollado por economistas clásicos, como Smith y Ricardo. Karl Marx, el último de los economistas clásicos, adoptó su enfoque y trató de convertirlo en una herramienta contra la clase capitalista.

Hay un tercer tipo de teoría laboral del valor- una teoría de derecho o justicia distributiva como cuando decimos “un trabajador tiene derecho a todo el producto de su trabajo”. Volveremos luego a esta idea.

Como otros clásicos, Marx comienza con dos conceptos de valor diferentes. Valor de uso, la utilidad que le damos a nuestro producto o bien, lo que puede éste hacer por nosotrxs. Este valor de uso es contextual: si estoy en el desierto, una botella de agua es más valiosa que una bolsa llena de diamantes. Luego está el valor de cambio, el valor de un bien o producto relativo a otro bien o producto. El comienzo de este concepto es comparar las tasas a las cuales diferentes bienes se transaccionan en el mercado: citando a Marx "por ejemplo, un cuarto de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas". Las tasas del cambio del mercado también dependen de un contexto y fluctúan: "El valor de cambio, pues, parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía (valeur intrinsèque) es exactamente tanto como lo que habrá de rendir."

Pero esta es una ilusión con la que Marx intenta romper. Él cree que bajo el valor de cambio yace una verdad, una sustancia estable que no fluctúa, a la cual a veces solo se refiere como valor. Y esto es lo que la teoría se propone explicar. El argumento central que Marx utiliza se apoya en la idea de “una sustancia común”. Dos bienes – hierro y grano- se transaccionan a cierta tasa. Podemos escribir esto como una ecuación: 1 qtr grano = x cwt hierro. La única manera de entender dicha ecuación, según Marx, es que en ambas cantidades de cada lado de la ecuación "existe algo común, de la misma magnitud, en dos cosas distintas"- una sustancia común. Pero una vez que nos abstraemos de las propiedades de los bienes que tienen como valor de uso en su contexto específico y particular, como cosas a ser usadas, la única propiedad común que queda es que han sido producidas por el trabajo humano. Sí, la producción humana es variada y especifica ("del ebanista o del albañil o del hilandero"), pero podemos abstraernos de todos esos actos específicos de la producción humana que Marx llama “trabajo abstractamente humano”. El trabajo humano abstracto es la material universal contenida – encarnada, inherente y medible- a todos estos bienes.

La ecuación de Marx está tan mal como el argumento de Locke. Las ecuaciones de las que hablamos son tasas de cambio. Si decimos “20 metros de lino = un saco”, es la abreviatura para decir que se pueden cambiar 20 metros de lino para un saco. No hay necesidad de una sustancia metafísica subyacente a las relaciones de cambio. Por ejemplo, en el juego de ajedrez, si el peón avanza hasta el 8vo rango puede ser cambiado por la reina. No hay ninguna sustancia metafísica involucrada. Si queremos ir más lejos podemos decir que lxs jugadorxs de ajedrez pueden hacer ciertas movidas y cambios porque acuerdan jugar con ciertas reglas.

Del mismo modo, puede ayudar ver las transacciones económicas como acuerdos entre partes con un trasfondo de reglas, convenciones e instituciones, que pueden variar, fluctuar, y evolucionar. Un mercado – el de Nueva York, la city porteña, un mercado en Masaya Nicaragua o algo tan abstracto como “el mercado de trabajo global”- es un tipo particular de juego o sistema de intercambios con reglas y convenciones particulares.

Tampoco hace falta creer que haya algo llamado “valor de cambio” que pertenezca a un universo mítico y separado del “valor de uso”. Una vez que entendemos la naturaleza social del cambio, podemos ver como el valor de cambio tiene también que ver con el uso. Puedo usar el pan para comer, un hacha para cortar un árbol. Estas son las fuentes de su “valor de uso”, siempre unidas a necesidades específicas y habilidades. Supongamos que no tengo pan para comer pero tengo un abrigo que no necesito. En ciertas circunstancias podría cambiar el abrigo por pan. Las circunstancias que necesito son que exista alguien que quiera el abrigo, pero también que haya un mercado o algún tipo de sistema de cambio donde pueda realizar la transacción. Con un mercado el abrigo se vuelve útil, y éste le da su valor.

Otra manera de ver el valor, a la cual volveremos cuando veamos la noción de explotación es el poder. Podemos definir “objeto de poder” como la habilidad de usar un objeto que me permita alcanzar mis objetivos. Un pan o un hacha pueden ser “objetos de poder”- son cosas que me ayudan a lograr mis objetivos (alimento o construir algo). Con el cambio, puedo usar el objeto para satisfacer mis objetivos- pero indirectamente, cambiarlo por otra cosa. Un abrigo también puede ser fuente de poder- de poder social. El Poder Social, que es la forma de poder que necesitamos analizar para entender los sistemas sociales tales como los estados y los sistemas económicos se refieren a la habilidad de influenciar a otras personas para que me ayuden a conseguir mis objetivos. Por ejemplo, amenazar, ofrecer, o persuadir e influenciar flujos de información, conocimiento. A cambio, puedo usar el abrigo para hacer una oferta o lograr una interacción social.

¿Por qué esto no es suficiente para Marx? Para él y otros economistas clásicos, el cambio es algo efímero y arbitrario como para ser fundamental en la cuestión del valor. El famoso acertijo de Adam Smith sobre los diamantes y el agua muestra cómo piensa: "Nada es mas útil que el agua: pero con ella no se puede comprar casi nada, casi nada puede ser cambiada por ella. Un diamante, por el contrario, tiene poco valor de uso, pero una gran cantidad de otros bienes pueden ser cambiados por él."

Estos casos prueban, a pesar de los clásicos, que no se obtiene ningún sentido del valor si se lo basa en vacilantes necesidades humanas, deseos o usos. Sin embargo, en la teoría clásica, un valor de uso era la condición necesaria para que un bien tenga valor (de cambio)- pero el uso no puede jugar ningún rol en determinar el valor. Como apartado relevante, supongamos por un momento que aceptamos la necesidad marxista de una sustancia común para entender las relaciones de cambio. ¿Es el trabajo el único candidato?

Recordemos que Locke sostenía que el trabajo lleva a cabo el mayor rol en la creación de valor- pero la naturaleza (la tierra) siempre esta involucrada. Marx está de acuerdo con eso: "El trabajo, por tanto, no es la fuente única de los valores de uso que produce, de la riqueza material. El trabajo es el padre de ésta, como dice William Petty, y la tierra, su madre".

Pero para el valor solo contribuye al valor de uso- cuando llegamos a los bienes de cambio, el rol de la naturaleza es eliminado. Ser productos del trabajo es una propiedad común de los bienes, lo mismo que ser transformaciones de sustancias naturales.

Sin embargo, para Marx el elemento natural de un bien es siempre particular, siempre ligado a su uso mientras podemos pensar el trabajo como sustancia abstracta universal. ¿Por qué no podemos llevar acabo la misma abstracción con la naturaleza?

Alquimia - Precio, valor - El problema de la transformación

La teoría laboral del valor supone que el trabajo es la fuente y la medida del valor. Los bienes son cristalizaciones, dice, de una sustancia común, solo hace falta pesar cuánto de esta sustancia un bien contiene.

El trabajo es medido en tiempo: horas, días, semanas. Pero medir el valor no es tan simple como garabatear número de horas usadas para producir un bien. Primero hay que abstraerse de todas las especificidades- ¿cómo se compara el trabajo del ebanista o del albañil o del hilandero? Y hay que tener en cuenta que no son las horas reales trabajadas de lo que hablamos, si no socialmente necesarias, tiempo de trabajo socialmente necesario. Si se inventa una máquina para hilar algodón en la mitad del tiempo, el valor socialmente necesario del trabajo de una hilandera se vio reducido a la mitad.

Ahora bien, supongamos que desarrollamos un método de cálculo del tiempo abstracto de trabajo socialmente necesario. ¿A qué corresponden los valores de trabajo en el reino de los sentidos? ¿Hay alguna manera empíricamente de medir si nuestros cálculos de valor son correctos? Recordemos que estamos hablando de tasas de cambio entre bienes. ¿No son lo mismo que precios?

Hay algunas razones básicas por las que no querríamos igualar valor a precio. Por ejemplo, a veces se paga por algo más de lo que vale. O por otra parte, encontrás una oferta, un bien vendido por debajo de su valor. Aquí podemos comparar el precio con algún otro sentido del valor del bien. Algunas veces tanto ofertas o gangas son relativas al “precio general del mercado”- un vendedor particular estaba vendiendo relativamente barato a otros vendedores. Pero cuando miramos todo el mercado fluctuar – por ejemplo, burbujas donde los precios suben o colapsan dramáticamente- podríamos ver que los mercados divergen de los valores “verdaderos”.

La idea general es que los precios de Mercado oscilan alrededor de los valores – a los que Marx a veces llama “precios naturales”. Pero nunca son iguales: "La determinación de las magnitudes de valor por el tiempo de trabajo, pues, es un misterio oculto bajo los movimientos manifiestos que afectan a los valores relativos de las mercancías." Como una secta de alquimistas, los economistas marxistas han estado 150 años agrupándose para develar el secreto de la transformación como base de los precios a valor. Otros economistas siguieron investigando y los dejaron detenidos ahí.

Economía burguesa, de la vieja y de la nueva


La teoría laboral del valor de Marx vino directo desde “las economías burguesas” de Smith y Ricardo. Pero al mismo tiempo que Marx escribía El Capital, una nueva generación de economistas burgueses abandonaba las teorías del valor basado en el trabajo – o en “otros factores de la producción” tales como la tierra y el capital-. Este fue el giro de la escuela económica clásica al “marginalismo”, lo que luego fue llamado “economía neoclásica”.

De nuevo, puede servirnos pensar en términos de agua y diamantes. Los clásicos sostienen que el valor no puede estar en relación a la utilidad, o el agua costaría más que los diamantes. Pero los neoclásicos dieron vuelta el ejemplo: ¿quién cree que los diamantes valen tanto porque tomaron tanto trabajo (de tierra o de capital) para ser producidos con respecto a otros bienes? El trabajo involucrado en una mina de diamantes es tan grande como otros procesos con menores valores. En la solución neoclásica, vemos la suma de factores – las minas de diamante son muy raras - y la demanda – los diamantes son muy codiciados.

Desarrollar la teoría de la demanda significa moverse a una idea más rica de la utilidad, del uso. Los diamantes parecen ser menos útiles, pero no lo son si se piensa en ciertos usos como hacerse ver, manifestar costos gestos simbólicos de amor, actuaciones de la riqueza. La economía neoclásica desarrolla una teoría de la utilidad más elaborada, donde los ladrillos son las preferencias subjetivas (necesidades relativas y deseos para diferentes bienes) de los individuos. Por eso, se la suele conocer como “teoría subjetiva del valor”.

Las teorías clásicas como la marxista sostienen que los factores “subjetivos” solo pueden ser causados por una oscilación corta y no por los precios “naturales”. Aunque es cierto que la teoría marxista realmente se apoya en un elemento subjetivo “oculto”. Por ejemplo, la idea de que lo que es socialmente necesario puede ser lo disponible tecnológicamente, pero también la demanda, percibida como necesaria por la sociedad. La “revolución” del marginalismo, fue decir que esos elementos eran suficientes, y dejar de buscar la sustancia secreta detrás de las interacciones de los mercados.

Una objeción a la teoría neoclásica es que no puede hablar de valores como algo distinto de los precios. De hecho, la idea de la teoría de valor pierde su significado para los economistas neoclásicos. ¿Pero para qué queremos una teoría del valor?

Hay más críticas importantes a la teoría neoclásica. Por ejemplo, usan modelos de agentes económicos con preferencias fijas y asunciones racionales severas. Esta es una abstracción irreal y cargada ideológicamente. Podemos incluso sostener que en algunos casos ayudan a los economistas a adecuar las mediciones del valor y las predicciones de los mercados capitalistas- al menos, mejores que las teorías laborales del valor. Pero si queremos trabajar con teorías más profundas del sistema de cambio y otras relaciones de valor, no debemos quedarnos acá.

Estos problemas con la teoría “subjetiva” no deberían dirigirnos de nuevo hacia una teoría laboral del valor- o a cualquier teoría del valor substancial inherente a los bienes. No hay nada en considerar las necesidades, los usos, y los deseos que requiera que adoptemos modelos de la teoría económica ortodoxa. La teoría del valor de Marx lleva directamente a la noción de plusvalía, y de allí a su teoría de la explotación. ¿Si socavamos las teorías laborales del valor perdemos la idea de explotación? No.

Antes comenzamos a pensar en términos de relaciones de cambio sociales y de poder. Podemos pensar la explotación de esta forma. De hecho va a ser más obvio, más directo. La explotación es esencialmente un concepto de relación social y de poder, y no hace falta desviarnos mediante una teoría de valor para explicarla. Al menos algunos pensadores anarquistas estaban al tanto de esto: Kropotkin.

Una teoría del valor de la riqueza, Kropotkin

Muchos anarquistas tienen una teoría laboral del valor. Proudhon por ejemplo además de que influenció fuertemente la tendencia mutualista dentro del anarquismo; aunque otros estuvieran influenciados por Marx, como Bakunin que trabaja en una traducción al ruso de El Capital cuando se partió La Internacional. Kropotkin es en muchos casos el más astuto de los pensadores clásicos del anarquismo en lo que tiene que ver con la economía y se deshizo de la teoría de inmediato.

Sí tiene una teoría del trabajo, una teoría labora de la riqueza. Para Winstanley, la Tierra era un Tesoro Común regalado por Dios, aunque los humanos tuvieran que trabajar para darse cuenta de ello. 250 años más tarde, Kropotkin celebra cómo los humanos mejoraron el trabajo de Dios: "...el género humano acumuló inauditos tesoros. Roturó la tierra, desecó los pantanos, abrió senderos en los bosques, trazó caminos; edificó, inventó, observó, razonó; creó instrumentos complejos, le arrancó sus secretos a la Naturaleza, dominó el vapor." Algunos pasajes de Kropotkin son notoriamente cercanos a Locke : "En el suelo virgen de las praderas de América, cien hombres, ayudados por poderosas máquinas, producen en pocos meses el trigo necesario para que puedan vivir un año diez mil personas. Donde el hombre quiere duplicar, triplicar, centuplicar sus productos, forma el suelo, da a cada planta los cuidados que requiere, y obtiene prodigiosas cosechas. Y en tanto el cazador tenía que recorrer en otro tiempo cien kilómetros cuadrados para encontrar allí el alimento de su familia, el hombre civilizado hace crecer con menos trabajo y más seguridad, en una diezmilésima parte de ese espacio, todo lo que necesita para que vivan los suyos."

Pero también hay claras diferencias: para Locke la naturaleza mejoraba con la privatización y la propiedad individual del trabajo. Kropotkin cree en el progreso y la mejora, como buen hombre de su tiempo, pero eso es un trabajo común a la humanidad. La tierra es un tesoro común a todxs, hecho para todxs: "Todo se entrelaza: ciencia e industria, saber y aplicación. Los descubrimientos y las realizaciones prácticas que conducen a nuevas invenciones, el trabajo intelectual y el trabajo manual, la idea y los brazos. Cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en la conjunción del trabajo manual e intelectual del pasado y del presente. Entonces, ¿con qué derecho alguien se apropia de la menor parcela de ese inmenso todo y dice: “Esto es sólo mío y no de todos"?"

Aquí la interdependencia de la producción se vuelve un argumento en contra de la teoría laboral de la propiedad. Para Locke, soy un individuo autónomo, mi trabajo es mío y de nadie más, lo mezclo con la naturaleza y me la apropio. Para Kropotkin mi trabajo ya viene mezclado con el trabajo de todxs lxs demás. La interdependencia de la producción se vuelve en contra de la teoría laboral del valor. Si es imposible distinguir la contribución de cada trabajador o trabajadora individual, entonces tampoco es posible determinar la sustancia del trabajo en un bien particular: "No puede haber medida exacta del valor de lo que impropiamente se ha llamado valor de cambio, ni del valor de la utilidad, en relación con la producción. Si vemos a dos individuos trabajando, uno y otro durante años, cinco horas diarias en beneficio de la comunidad y en diferentes trabajos que les agraden por igual podemos decir, en resumen, que sus trabajos son casi equivalentes. Pero no se puede fraccionar sus trabajos y decir que el producto de cada jornada, hora o minuto de trabajo del uno vale por el producto de cada minuto y hora del otro."

Kropotkin parece no haber estado al tanto del giro marginalista en la economía pero sin embargo hizo un llamamiento a una económica basada en la demanda: "Abramos cualquier obra de un economista. Comienza tratando la PRODUCCIÓN, el análisis de los medios empleados hoy para crear la riqueza, la división del trabajo, la manufactura, la obra de la máquina, la acumulación del capital. Desde Adam Smith hasta Marx, todos han procedido de ese modo. Solamente a partir de la segunda o tercera parte de su obra tratará del CONSUMO, es decir, de la satisfacción de las necesidades del individuo, y aun entonces se limitará a explicar cómo se repartirán las riquezas entre los que disputan su posesión."

Sin embargo, Kropotkin no estaba interesado en una teoría del valor que explicara el cambio del capital y los precios. Él quería una nueva ciencia, una fisiología de la sociedad: "el estudio de las necesidades de la humanidad y de los medios para satisfacerlas con la menor pérdida posible de fuerzas humanas."

Robo y Asesinato

En 1982 el economista “Marxista analítico” John Roemer publicó A General Theory of Exploitation and Class, una teoría marxista de la explotación sin teoría laboral del trabajo. La teoría de Roemer colocaba la raíz de la explotación en el poder de regateo de las clases propietarias. 80 años antes que él, Kropotkin había sentado las bases de tal teoría de la explotación en La conquista del Pan.

Kropotkin comienza con la historia feudal- un barón toma un estado, un valle fértil. Pero como ya aprendimos, la tierra sola no trae grandes riquezas, tiene que ser trabajada. Entonces el barón atrae campesinos para que se establezcan allí y les da una parte de lo que producen. Esta es la teoría del plusvalor de Marx, aunque claramente no necesitamos de la teoría del valor para entenderla. El terrateniente le hace una oferta al campesino con su poder relativo de negociación. Cuanto más desesperado se encuentre el campesino, más lejos llega el poder del terrateniente, mas duro será el trato: "Sin embargo, si cada agricultor tuviese un pedazo de tierra libre de cargas y además las herramientas y el ganado suficientes para la labor, ¿quién iría a arar las tierras del barón? Cada cual se quedaría en las suyas. Pero hay poblaciones enteras de miserables. Unos han sido arruinados por las guerras, otros por las sequías o la peste; no tienen animales ni herramientas."

Esta es una relación de poder, y de intercambio. El poder del terrateniente deriva de su derecho a propiedad sobre la tierra, su derecho a disponer de la tierra y elegir permitirle al campesino criar sus animales y trabajar sus tierras o no; y tal vez sobre las herramientas- un caballo, un arado. El campesino acepta un mal negocio con el terrateniente porque no le queda otra alternativa, ya que es un excluido de la división de la propiedad de las riquezas de la tierra. Así, dice Kropotkin, la riqueza deriva de la pobreza: "El terrateniente se enriquece con la miseria de los campesinos".

En el capitalismo es lo mismo, solo que aquí en vez de comenzar con la propiedad de las tierras se comienza con el control del capital – bienes que se pueden usar para producir más bienes- directamente a través de activos de propiedad directamente, y a través del acceso financiero al préstamo. Pero de nuevo, el capital por si solo no te hace rico – el secreto del éxito de usar esta propiedad de poder de negociación con trabajadores expropiados para obtener una parte de una nueva producción: "Si en los contornos no hubiese más que hombres y mujeres cuya existencia estuviera garantizada, ¿quién iría a trabajar para nuestro burgués? Nadie consentiría en fabricarle, por un salario de tres francos por jornada, objetos comerciales por valor de cinco a diez francos."

Por eso para Kropotkin, como para Roemer, la base de la explotación es la distribución de la propiedad. Si todxs tuviera acceso igualitario a las riquezas del mundo, como decían los Diggers “un derecho igual a la Tierra”- no habría explotación. La explotación emerge porque las distribuciones de la propiedad crean desequilibrio de poder, lxs propietarios pueden usar su poder para que les sea favorable para continuar ganando una parte desigual sobre la producción actual y futura, y reforzar la desigualdad de la distribución de la riqueza de la tierra, y acumular más poder.

Notemos que aquí la explotación, como todas las relaciones de poder, no es simplemente una simple imposición de la fuerza. El trabajador está libre, de hecho, para “tomar o dejar” el arreglo por su salario de subsistencia. El poder del terrateniente o del capitalista consiste en la habilidad para hacer ofertas, no amenazas. Es un sistema de violencia, pero no necesariamente al nivel del intercambio. De hecho, el uso básico de la fuerza es reforzar los derechos de propiedad que son la base del poder en las relaciones de poder. La propiedad llega, como dirían los Diggers, con los asesinatos y los robos.

¿Quién le teme a la justicia?

Anteriormente mencionamos una tercera forma de teoría laboral del valor, una teoría de la justicia distributiva en la cual a lxs trabajadorxs les corresponde el producto de su trabajo. Esta forma de teoría pertenece a los movimientos socialistas marxistas y fue importante en su influencia sobre el mutualismo anarquista. Aunque de ningún modo es el único reservorio de pensamiento socialista. De hecho, aparece en la teoría de la propiedad de Locke como teoría laboral del trabajo en este tercer sentido: el trabajo establece el derecho a propiedad, esos derechos de propiedad determinan quiénes tienen qué.

Marx mismo, si tomamos sus palabras, rechazó esta teoría porque estaba interesado en explicar el trabajo del capital y no evaluar si era correcto o no de acuerdo a algún estándar trascendente de justicia. El marxismo se supone es positivista, científico, teoría del valor libre, le dicen. El movimiento de la historia es inevitable, y los teóricos marxistas, entonces no deben pensar en la ética, que incluye la noción de justicia.

De allí que una vieja crítica de la vieja escuela marxista de las teorías de derechos de propiedad de explotación tales como la de Roemer dice que empiezan de un estándar de justicia. La crítica no es relevante, se podría decir “así es el mundo, la desigualdad crea condiciones de poder que refuerzan esas desigualdades sin llamar a esto desigualdad e injusticia.

Pero si decimos que “lxs trabajadorxs tienen derecho a lo que producen”, esa es una teoría de la justicia. Si decimos “la tierra es un tesoro común, nadie tiene el derecho a apropiarse de una parte para su uso privado”, esa es una teoría de la justicia. En la primera parte conectamos la justicia con la distribución de las acciones individuales: me corresponden estos bienes porque los trabajé. En la segunda, importan las necesidades individuales, y no las acciones pasadas.

Lxs marxistas desdeñaran conectar la teoría con posiciones éticas. Lxs anarquistas no tienen este problema, y no hay razón por la cual no deberíamos hacer explícitas las ideas de justicia cuando pensamos en una economía anarquista. De hecho si no hacemos explícitas nuestras posiciones éticas, igual entrarán subrepticia e implícitamente. Pero esta es otra discusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario